Cuando con apenas siete años mis padres me regalaron mi primera cámara, una Werlisa “Club Color”, descubrí el mundo mágico de la fotografía.
Jugaba a probar encuadres, disparaba a todo aquello susceptible de ser fotografiado y aunque después no salía nada bueno de aquello, lo cierto es que me divertía mucho.
Me apasiona la fotografía. Con ella, vivo el mundo que me rodea de manera diferente y me ayuda a profundizar en las cosas, a fijarme en los pequeños detalles que a menudo pasan inadvertidos, pero que, no pocas veces, son más importantes que lo que vemos a simple vista. Pero, sobre todo, me da la posiblilidad de contar historias a través de las imágenes.
Juan Carlos Escribano.